martes, 14 de septiembre de 2010

Oaki y sus 47 años

Si Oaki viviera sería como Macaulay Culkin, tendría 47 pero seguiría usando pañal y empuñando un fierro.

Su frase de cabecera sería:
"Tiros, lío y tripa gorda"

lunes, 13 de septiembre de 2010

domingo, 12 de septiembre de 2010

Las chicas del kiosco - La amiga vieja de mi tía

Cuando transitaba mi infancia en el barrio de Boedo, donde vivía mi abuela, Agrelo y por ahí, me gustaba ir al Kiosco de las chicas de la esquina. Así se llamaban, las chicas de la esquina. Era una excursión de, fácil, 15 minutos y, cómo mínimo, me hacían pasar, me dejaban jugar con los juguetes de la vidriera, les compraba figuritas y chocolates. Compartían el look Gaby Sabatini. Me aconsejaban qué golosinas comer, me trataban bárbaro, se reían y me hacían sentir muy felíz.
Lo único que sabía sobre su vida era lo que me había contado Gladys, con su voz grave: "vivimos arriba, es nuestra casa".
Hace no mucho tiempo, pasé por la esquina de la casa de mi abuela (en Agrelo y por ahí) y estaba el kiosco abierto. En ese momento las piezas se acomodaron y me di cuenta que Gladys y Mónica se amaban.
Me da mucha alegría haber descubierto esto pero a la vez me provocó mucha melancolía darme cuenta que vivían su amor a escondidas, en el primer piso de esa casa.
Cuando me acerqué a pedirles cigarrillos esa tarde, me atendieron -sin reconocerme- con la misma frescura de siempre; son dos personas llenas de alegría y amor, de esas personas que no se merecen vivir a escondidas de la sociedad porque la sociedad las necesita.

***

Siempre me acuerdo de la historia que cuenta mi mamá sobre una amiga de su tía. Mi mamá estaba tomando el té, como se estilaba por los años 60' con mi tía y su mejor amiga, ambas de la AC antiperonista. Cuando mi tía se va a la cocina a buscar más te, mi mamá que estaba sentada a la mesa, paralela a la otra señora, siente que la otra señora se acerca, con su pelo corto, su sweater y su insignia y le dice apoyándole la mano en la falda: "contame chinita, ¿cómo va eso de la juventud?". Apenas terminada la frase, sube su mano hasta la entrepierna de mi mamá, de doce años, y la mira fijamente.
Para mi mamá fue una de las historias más impactantes de su infancia.

***

Hace poco se encontraron las dos historias en una plaza. Una defendía a la familia, otra defendía el amor.

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