lunes, 3 de septiembre de 2007

Criptico

Resulta que van en tres años dos suicidios en mi cuadra. Mismo modus operandi, se suben al último piso de un edificio alto y saltan sobre la terraza de una casa baja. Ambas veces, una mujer mayor.

Preliminarmente pensé que lo que más nos asombra del suicidio es, más allá del choque de los cojones (para saltar en este caso) y la cobardía (por no buscar otra alternativa), es la desdicha de contemplar las consecuencias inmediatas de una decisión equivocada.