sábado, 5 de diciembre de 2009

Verón, el jugador del Eliseo

Siempre me sorprendió la gente que critica a los jugadores de fútbol porque hablan mal. ¡Pero no hablan mal! Pero no hablan mal, su problema es más grave, tienen menos combinaciones posibles de palabras para retratar sus sentimientos.

Y es muy claro lo que digo, si lo pasamos al plano de las matemáticas, suponiendo que todas las palabras fuesen hábiles de combinarse unas con otras, una persona con 1000 palabras en su lenguaje puede articular muchísimos menos mundos imaginarios y de posibilidades que cualquier persona que maneja 40.000.

Y esto se traduce en el juego, en la comprensión del deporte, la táctica y la estrategia.

Bielsa decía:

“El futbolista debe ser inteligente, pensante, con capacidad interpretativa de cada una de las variantes del juego. Puede ser que alguien que no entiende un libro de poesía, sea un estupendo interpretador de los hechos que suceden en la cancha. La inteligencia del jugador no debe ser, obligatoriamente, la inteligencia de la cultura”.

En esta línea recuerdo a Bielsa diciendole a Ortega: "Ortega, la oferta de recepción debe ser vertical".

No es sólo fútbol.